La República Popular Democrática de Corea declaró el estado de guerra contra Corea del Sur, según un comunicado divulgado por Pyongyang.
Corea del Norte comunicó que resolverá todos los asuntos pendientes entre los dos estados como en tiempos de guerra.Ademas, como ya sabemos, la tensión entre los dos países aumentó después de que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sancionara a Corea del Norte por llevar a cabo su tercera prueba nuclear.
Pero en los telediarios, radios y demás medios de comunicación, existe siempre una palabra que se repite hasta la saciedad en cuanto se toca este tema: "América".
¿Qué pinta Estados Unidos en todo éste embrollo? Pues bien, el hecho que provocó la implicación de Estados Unidos en el conflicto fue la realización de maniobras militares en la región por parte de este país y Seúl, que utilizaron bombarderos estratégicos B-52 (como no hablamos jerga militar, diré, para que se me entienda, que se trata de poderosos aviones lanza misiles) y submarinos nucleares, lo cual fue considerado como una "provocación imperdonable" por Pyongyang, quien ha comunicado que podría enviar misiles a los dos países y alistó cohetes para hacerlo.
Pero cuidado, porque ese "podría" no significa que realmente se pueda. Pyongyang parece muy seguro de su ejército, de sus recursos, de su país y de su victoria, y me da la sensación de que parece no estar muy al tanto de los espectaculares costes que una guerra supondría para la lastimada economía de su país, que acabaría por hundirse en el más asqueroso de los fangos. Y digo esto porque, para que nos hagamos una idea, el vuelo de uno de los tantos bombarderos que Pyongyang dice tener preparados para atacar EEUU no le saldrá nada barato. Cada hora en el aire sale por 135.000 dólares, con lo que la factura total de tan sólo uno de sus avioncitos en el aire ascendería a 6 millones. Es tan sólo una estimación. Sin embargo, de lo que no cabe duda es de que la Administración del tan seguro Pyongyang no está para este tipo de gastos, a los que se le sumaría, por supuesto, la manutención de un ejército lo necesariamente grande para hacer temblar a EEUU.
Para Pyonyang el cierre de filas ante el enemigo exterior y la confrontación directa con países como Estados Unidos y Seúl exige alimentar a un ejército que absorbe probablemente casi la mitad de su presupuesto e invertir toda su propaganda en una estrategia de la tensión que es su razón de ser en un país empobrecido.
Si, resultan de lo más espeluznantes cuando aparecen en televisión. Tan seguros de si mismos, tan amenazantes. Como si nada o nadie pudiera con ellos. Como si nada o nadie pudiera derrotarlos. Escondiéndose tras los gritos de guerra, los lemas y consignas, tras las caras más solemnes. Todo palabrería.
Si lo analizamos de forma fría, moderada y objetiva, todos sabemos que Pyongyang tiene las de perder.
En cuanto a Estados Unidos, hablamos de una de las más grandes potencias mundiales. La envidia de muchos países. Un país en el que, a diferencia de la mayoría, el amor a la patria está arraigado en la médula de sus habitantes. El país de las oportunidades. La economía nacional más grande del mundo, con un PIB de 14'3 billones de dólares.
Obama, el Premio Nobel de la Paz, solo busca evitar la guerra que dicen será, si se desata, la más sangrienta desde 1945, y evitar así a Pyongyang hacer un ridículo inminente.
Por: Cristina dlc. ¡SEGUIMOS!
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